lunes, 23 de mayo de 2011

Economía Global - 2011


   La recuperación a dos velocidades continúa. En las economías avanzadas, la actividad se ha moderado menos de lo esperado, pero el crecimiento sigue siendo tenue, el desempleo aún es elevado, y el reavivamiento de las tensiones en la periferia de la zona del euro está contribuyendo a los riesgos a la baja. En muchas economías emergentes, la actividad continúa siendo vigorosa, están surgiendo presiones inflacionarias y hay ahora algunos indicios de recalentamiento, en parte debido a la fuerte afluencia de capitales. La mayoría de los países en desarrollo también están experimentando un crecimiento pujante. 
  Lo que se necesita con más urgencia para una recuperación robusta son medidas exhaustivas y rápidas para superar los problemas, y políticas para corregir los desequilibrios fiscales y sanear y reformar los sistemas financieros en las economías a nivel más general. Lo que debe ir complementado por políticas que mantengan controladas las presiones de recalentamiento y faciliten el equilibrio en economías emergentes clave.







Acá les dejamos dos links para que vean unos videitos que hablan del tema.



lunes, 9 de mayo de 2011

China se avecina. Sergio Cesarin

El resurgimiento de China como uno de los principales actores del sistema internacional concita la atención de analistas, líderes asombrados por su rápida transformación y el azorado hombre común que asiste al espectáculo de un mundo en cambio debido al protagonismo adquirido por el antiguo Imperio del Centro. Desde una empobrecida economía campesina regida por determinantes ideológicos (maoísmo chino) hasta la actual pujante economía estatal con amplios espacios para el mercado, han transcurrido casi tres décadas, un corto período considerando la proyección histórico temporal de una de las más antiguas culturas y civilizaciones vivientes en el planeta.

Las circunstancias internacionales y domésticas que alertaron el viraje histórico impuesto por la política de reformas a partir de fines de la década del setenta del siglo XX son variadas y dinámicas. La comprensión del mapa geoestratégico mundial, los cambios en el escenario doméstico del poder, la asimetría de poder económico entre China y las economías desarrolladas, la brecha de riqueza y tecnológica que la separaba de pujantes economías asiáticas (Corea, Singapur, Hong Kong), europeas, su vecino Japón y, principalmente, los Estados Unidos fueron determinantes para despegar la apertura económica y el comienzo de un nuevo ciclo histórico.

La convicción de los dirigentes políticos, la canalización de las energías sociales hacia la generación de riqueza, la negación de un radical cambio ideológico regido por un sentido de "revolución permanente", la recuperación del espíritu nacional centrado en el auto respeto y una herencia cultural común, posibilitaron la implementación de las reformas como línea estratégica tendiente a posicionar nuevamente a China entre las principales potencias planetarias.

La internacionalización de la sociedad china, los debates sobre su modelo de desarrollo, las expectativas que como contrapoder estadounidense China abriga, la redefinición impuesta al orden económico y político mundial y, fundamentalmente, la curiosidad intelectual que la revitalizada China genera desde el punto de vista cultural, promueven el auge de la reflexión en distintos thinks tanks sobre los impactos que ha de producir en el futuro en particular sobre el mundo en desarrollo.

El logro de tales fines no es una tarea sencilla. Lejos están los días de la ideología como motor de búsqueda de prestigio, autonomía y espacios internacionales, hoy la voluntad nacional se expresa a través de un liderazgo pragmático que aspira explotar oportunidades abiertas por la globalización y maximizar ventajas derivadas de su creciente poderío y el debilitamiento de otros actores sistémicos. La esencia del capitalismo global y su lógica transformadora expansiva ha sido bien entendida por la milenaria y mercantilista cultura china que brega por sostener en el largo plazo un escenario favorable que sirva a la re construcción del antiguo poder chino. Para China, las respuestas sobre el futuro están en su propia historia, utilizada como plataforma para proyectar su poder político, económico y cultural hacia el mundo. De esta forma, la China de hoy – y la del futuro – recorre un sendero (jing, vía) cuya teleología consiste en alcanzar el Olimpo de las grandes potencias a mediados del presente siglo.

Hoy la poderosa economía china, ha cambiado los militantes revolucionarios – moistas – en busca de apoyo político y económico de los sesenta y setenta, por atildados políticos y tecnócratas formados en universidades estadounidenses y europeas que proveen información estratégica a distintas agencias gubernamentales y empresas. El sistema imperial de administración del Estado y conducción del gobierno cobra nueva vida luego de la "corta historia" de la Republica Popular.

El preciado escenario de paz y estabilidad funcional a la estrategia de modernización económica china, responde a tres factores socio – históricos y políticos profundos que garantizan el compromiso chino por la paz y estabilidad global: 1) adhesión a la paz – internacional – como parte de un orden axiológico derivado del sustrato cultural chino (humanismo confuciano) cuya extensión en el campo operativo se expresa en la propensión a la solución pacífica de conflictos internacionales, 2) la necesidad de aplicar recursos de poder para sostener la estabilidad política interna que garantice la gobernabilidad del pais, y 3) una orientación pragmática externa sobre la base de atributos propios de una concepción "estado céntrica" de las relaciones internacionales pero que no reniega del compromiso por construir gobernabilidad global mediante la construcción de instituciones (multilateralismo activo) que mejor se adapten a sus intereses.

La evolución interna de China supone la persistencia de un sistema político que aún demuestra la vitalidad del "sistema imperial" de gobierno y administración consistente en un patrón de orden en la gestión de los asuntos públicos (eficiencia burocrática), planificación estatal, organización de los recursos de poder del Estado fuertemente cohesionante, un liderazgo ajustado a las nuevas condiciones sociales, persistencia del control político por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) mediante un acotado ejercicio de democracia interna aplicado a instancias electivas partidarias y estilos decisionales (centralismo democrático). De esta forma, la configuración de fuerzas internas, y las pugnas entre factores de poder (partido, fuerzas armadas, gobierno) no suponen la -futura- primacía de tensiones rupturistas sino evolutivas, tendientes a reforzar la estabilidad doméstica mediante el ajuste permanente entre demandas sociales y oferta política.

Otro ítem importante es la subordinación de metas de crecimiento a una estrategia de desarrollo. Sin dudas el pleno ingreso de China en el sistema capitalista mundial expande sus alcances y otorga renovada vitalidad. Por lo tanto, la inserción de China en la economía mundial -no exenta de tensiones y desafíos internos- persistirá transformándola en una de las principales potencias políticas, económicas, militares y tecno científicas del mundo.

Entre los problemas, el creciente consumo de energía agudizará su dependencia externa de hidrocarburos y materias primas. Es altamente probable que China no logre "seguridad energética" y tampoco "seguridad alimentaria" reforzando esquemas cooperativos con el Sudeste de Asia, países que serán esenciales proveedores (petróleo, gas) en las décadas por venir pero condicionados por la persistencia de conflictos producto de dinámicas propias (políticas, económicas, religiosas, étnicas) así como por la injerencia de actores externos. El mayor poder militar acompañara este escenario, China mantiene sus hipótesis de guerra basadas en el control de recursos naturales vitales y/o rutas de abastecimiento.

Tampoco debe ser descartada la emergencia de actores políticos contestatarios y fuerzas sociales (campesinado, obreros) organizadas que pongan en peligro la estabilidad interna del régimen producto de un proceso de acumulación de tensiones sociales derivadas de la inequidad o el deterioro de condiciones de vida en el interior del país. En este caso, la recurrencia al "nacionalismo" para moderar la oposición se verá acotada por los riesgos colaterales que la movilización social puede ocasionar ante el descrédito del poder político.

En el proceso de construcción de poder China recurre a definidos vectores para cernir la brecha que la separa de las naciones más avanzadas. Primero en el campo de las ideas: el Estado importa y un modelo de capitalismo (modelo asiático) asociado a su eficiente gestión- intervención sigue vigente. Frente a procesos de dislocación en diversos países, sigue siendo el Estado y sus instituciones las proveedoras de políticas y estrategias de largo plazo encaminadas al logro de objetivos nacionales tales como desarrollo económico, integridad territorial y defensa frente a nuevas y antiguas amenazas.

En segundo lugar, el control sobre procesos y ciclos tecnológicos comprende dominio de tecnologías avanzadas. El tercer vector de transformación es el control de cadenas, globales de valor mediante Empresas Transnacionales (ETN's) en su mayoría estatales; en los ciclos de investigación y desarrollo (I&D) y sus aplicaciones prácticas (innovación) reside "el gran salto adelante" que China ha dado en exportaciones de media y alta tecnología durante la última década. La correlación de estas capacidades con políticas de modernización de la defensa explican las capacidades militares (terrestres, marítimas, aeroespaciales) que China ha logrado construir desde el fin de la guerra fría.

Una estrategia de "toma todo" supone maximizar la incorporación de tecnologías definitorias para construir poder económico y cooptar empresas en sectores tecnológicamente intensivos mediante fusión, compra o asociación así como también establecer "protocolos y estándares" tecnológicos (en telecomunicaciones, Internet, satelitales, audiovisuales) fuera de los internacionalmente vigentes con el fin de generar relaciones de dependencia tecnológica que degraden la posición dominante de Europa, Estados Unidos, Corea o Japón.

El proceso de acumulación de excedentes comerciales ha posibilitado aumentar los márgenes autonómicos internacionales de maniobra proveyendo inversiones, capitales y préstamos a las naciones en desarrollo entre las que se encuentran las latinoamericanas. La participación de China en la compra de activos en distintos países mediante "fondos soberanos" es un indicador de la sofisticación alcanzada por los administradores económicos y su conocimiento sobre las reglas del capitalismo mundial.


Relaciones Exteriores:


Estados Unidos: A partir de los setenta, relaciones de cooperación frente a la poderosa URSS. Ambas naciones se benefician: China como Miembro Permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Estados Unidos  ingresa al mercado interno chino. Ambas naciones cooperan contra el terrorismo mundial.
Rusia:  En 1982, ambos gobiernos firman una "declaración conjunta", que se asumen como "estados amigos" y en 1996 la elevan a la de "socios estratégicos". Solucionan problemas fronterizos y de inmigración. Intercambian armas y tecnología. Con apoyo de China, Rusia ingresa a la OMC.
Japón: A pesar de su posición subordinada en Asia, por su pasado negativo, Japón coopera con Chinacen el aspecto económico y financiero. Otorga créditos para el desarrollo de China y aportará fondos en futuras crisis.
Corea: Es área de baja influencia de China. China, comprometida institucionalmente a nivel regional adquiere legitimidad y valor diplomático, oficiando negociaciones para la desvalorización de Corea del Norte.
India: Despues de la posguerra fría, India y China inician etapa de cooperación política y económica (intercambio de bienes y servicios, entre sectores industriales). Acuerdan un grupo económico (redes de organizaciones e instituciones que lideren grupos de trabajo).
Fronteras Europeas: Por medio de "Foro China - UE" se intensifican contactos políticos y de cooperación económica (cultura, ciencia, tecnología, comercio, inversiones, educación, pretección del medio ambiente).
Africa: China apoyó los movimientos independentistas en Africa. Promovió contactos políticos y económicos de cooperación entre naciones en desarrollo, ofrece arancelamiento preferencial, asistencia financiera, inversiones para explotar recursos naturales. Asiste en el campo de la salud, educación y agricultura.
América Latina y Caribe: China y estos paises se fundan en una diplomacia bilateral y multirateral, participación de organizaciones regionales y subregionales de cooperación. Latinoamerica se destaca por exportación de materias primas, a su vez importa productos industriales, electrodomésticos y bienes de consumo.
Brasil: Brasil es el primer socio comercial de China. El comercio se inicia con una asociación empresarial. China invierte en el sector siderúrgico y fabricación de aviones. Por su parte, Brasil invierte en el sector energético.